Hace unos días pusieron en televisión la película, American Beauty, qué gran película. Para los que ya la hayáis visto no os develaré
nada si os digo que es considerada como una crítica a la sociedad americana pero, en mi opinión, la crítica es a ciertos prototipos de personas que abundan en nuestra sociedad con una actitud represiva, hipócrita y cínica.
La portada de la película, en ciertos países, es el vientre desnudo de una mujer con una rosa, parece ser que esta flor es utilizada simbólicamente a lo largo de toda la película: por ejemplo la primera escena en la que aparece Carolyn (Annete Bening), esta está cortando rosas en su jardín y la sublime escena de Angela (Mena Suvari), es asimismo en un baño de pétalos de rosas.
Las rosas simbolizan la belleza frágil y pasajera, y al mismo tiempo el dolor que pueden causar sus espinas si intentamos tocarlas o cogerlas. El color es otra parte de su simbolismo, según dicen algunos expertos del color las rosas blancas aluden a la pureza, las rosas al amor puro, las amarillas a la traición y las rosas rojas a la pasión y el deseo.
Regalar rosas siempre ha sido típico entre los enamorados. Actualmente en las terrazas de los bares, junto con las mujeres chinas que te vienen decoradas como árboles de navidad y vendiendo todo tipo de artilugiosa cual más inútil, también aparecen los vendedores ambulantes de rosas, que se acercan principalmente a los que, en principio, parecen parejas enamoradas aunque la mayor parte de las veces no acierten, al menos en mi caso, que siempre se me acercan cuando estoy sentada junto al novio de mi amiga.
De igual forma, los pétalos de rosas, tal y como aparecen en American Beauty, poseen también un alto simbolismo sexual. Todos recordamos la escena en la que Lester (Kevin Spacey) está tumbado en su cama y de repente empiezan a caerle pétalos de rosas rojas del techo, donde de repente aparece espectacular Angela (Mena Suvari) prácticamente desnuda cubriendo sus partes más sensuales en una mar de pétalos de rosas. Esta escena ha hecho mucho daño a las parejas en general y a las rosas en particular. Estoy segura de que esta escena se ha convertido en la fantasía sexual de más de uno. Cuántas rosas se habrán que destrozado para conseguir cubrir una cama, y cuantas fantasías se habrán arruinado al confirmar que no todas quedamos igual de sensuales cubiertas con pétalos de rosas
En fin, yo sigo prefiriendo la original e imaginándome a mí misma con el tipo de Mena Suvari desafiando todas las leyes de la gravedad y sin caerme del techo mientras le tiro pétalos de rosas a mi amado aunque creo que la única forma de materializar esta escena será con el Photoshop.